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jueves, 8 de agosto de 2013

Mar del Plata y la basura

Mar del Plata no sabe aprovechar su basura. Amén del tratamiento que da la ciudad a sus RSU, Mar del Plata no piensa en su basura de manera económica, es decir, en relación a su economía. Mar del Plata posee un tipo de basura que se debe considerar la más redituable: la basura paisajística. El concepto es simple. Si se supone que un paisaje debe estar limpio, basura paisajística es la que se sitúa en el paisaje, entendiendo que si toda externalidad a uno puede considerarse paisaje, definimos como paisaje al paisaje turístico. Este paisaje turístico es la idea sobre la cual se estructura el territorio en las regiones cuya base económica está compuesta –en mayor o menor medida- por el turismo. Ejemplo de lo anterior lo constituye el parque sobre el cual discurre el trazado de la ruta provincial n° 11, entre Miramar y Mar del Plata. Este parque, que con fuerza emerge por sobre el infinitésimo loteo de parcelas turísticas, está repleto de basura. Demarcan el camino una sucesión de flores de basura que resultan de las bolsas explotadas por la intemperie y los perros cimarrones, pero si miramos mas allá, los montículos de escombro se juntan con las ruinas de balnearios –y sus construcciones de escala doméstica- todo tamizado con bolsas de polietileno adheridas a los objetos o en suspensión (como en una película de R. Scott). Esta última descripción cabe también para el “camino de la basura”. Este camino lo constituyen las vías que unen la ciudad con el basural, llamado predio de disposición final de residuos, que atravesando los barrios en los que desarrolla relaciones ecológicas con sus habitantes, va sembrando de desperdicios el paisaje suburbano y rural. Se puede decir que la porción cultural más rica en tanto a lo rural está opacada por el camino de la basura, y que en un futuro inmediato solo se puede ver más basura y degradación ambiental en esta zona. Los basureros a cielo abierto están en toda la ciudad, pero miremos los de la calle Pehuajó -específicos de los talleristas del oeste profundo de la ciudad- frente a la cantera Rizzo y el del club Urquiza en Rufino Inda ¡que paradoja!, los del barrio general Pueyrredón, los de Parque Hermoso, que mirándolos con ojos de ciudadano común se pueden ver los residuos de mecánicos, chapistas, pintores, pero también de talleristas y dueños de gomerías, además de constructores, contratistas, transportistas de carga, adivinamos los oficios de carpinteros y tapiceros, pero también de gastronómicos como panaderos y reposteros, y técnicos electrónicos y de computación entre otros. También se infiere que por su volumen, estos residuos deben ser transportados en vehículos de carga, cuestión que se corrobora al preguntar a cualquier vecino del barrio o alumnos de las escuelas. Las oficinas municipales (medio ambiente, ENOSUR, etc.) deberían coordinar con las Cámaras que nuclean o representan a estas actividades en el mundo comercial o del trabajo, acciones de control y fiscalización, inclusive al trabajo informal en estos rubros. Este estado de cosas responde a que en Mar del Plata, el tema de los RSU es encomendado a los empresarios de la basura y sus funcionarios, sin el involucramiento de entidades intermedias ni las Universidades en la gestión. El predio de disposición final de residuos debería llamarse predio de disposición final de algunos residuos, ya que gran parte del volumen que produce diariamente la ciudad se deposita en el camino de la basura antes de llegar, por una u otra causa. Estas causas podrían ser investigadas (informalidad del servicio de carga, descarga prematura para recicle, negligencia, etc.), aportando los datos para un gran plan director, sabiendo que la remediación de estas zonas rurales es el objetivo soñado para un plan bien hecho de saneamiento y gestión de la basura. Pero como decíamos antes, hay que atender a las relaciones ecológicas de los habitantes de los barrios, que ya viven de la economía de la basura, la que hay que blanquear y desarrollar atendiendo a las especializaciones de cada zona, para dar un ejemplo, en Parque Hermoso están las tropillas de caballos que dan abasto a los carreros que viven en el barrio Gral. Pueyrredón que traen de la ciudad los desperdicios que se clasifican y comercian el barrio Las Heras, situación análoga al barrio Libertad, ambos especializados en metales, cúspide de la pirámide económica en la recuperación de residuos. Para explicar lo redituable de la basura turística, y su cualidad de ser el tipo de residuo que más aporta económicamente a quien lo posee, digamos que además de ser reciclable, aprovechable y tener todas las características de los otros residuos, con solo retirarla de su lugar damos el paso fundamental para limpiar nuestro paisaje costero y rural, recalificándolo y haciéndolo entrar en la ecuación económica de la ciudad, promoviendo todas las clases de turismo en el año y recuperando lo rural, mientras vamos descubriendo el velo de ignorancia y desidia -que como una peste negra- cubre nuestra geografía, espantando a la gente limpia del mundo a la que le gusta conocer lugares extraordinarios.

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